El sentido de la música y los recuerdos

Hace unos días, antes de acostarme a dormir, aunque cansado, tenía ganas de escuchar música. Hacía mucho tiempo que no intentaba descansar escuchando música, como veranos atrás, cuando me pasaba horas y horas escuchando programas de radio nocturnos como 40 de fiebre, el programa sin nombre y tantos otros. Escuchar la radio aún valía la pena, y pasabas muy buenos ratos.

Pero éste no es el tema del que voy a hablar. El caso es que cogí mi reproductor portátil de MP3 y me dispuse a dormirme escuchando algunas de mis canciones preferidas.

Entre varias, llegué a una canción que escuche por primera vez vía Internet, en una emisora de radio llamada RadioSkipper que me recomendó mi amigo Salvador. Kate Bush, «Wuthering Heights», la que hago pertenecer a una serie de canciones de los 80, época que considero un máximo en la historia de la música.

Esta canción (su estribillo más concretamente) logró hacerme sentir muy bien, escuchar la música de una forma especial, como el mejor de los sentimientos. Exactamente igual que cómo previamente me había pasado con títulos tan buenos como A-ha, «Take on me», Foreigner «I want know what love is» o John Waite, «Missing you» y que en algún momento me han hecho sentir ésta curiosa sensación.

Pienso que más que escuchar una canción y gustarnos musicalmente, lo que hemos hecho, es asociar la música, el sonido, la voz u otra cosa similar, al momento que la escuchamos por primera vez (esa o alguna otra canción que se nos pareció). De ésta forma, asociamos la canción al primer momento en que la escuchamos: a un bonito recuerdo, a un buen momento, o a nuestra infancia, que, probablemente son tiempos que nos encantaría volver a presenciar.